Por otro un artista, pintor de gran conocimiento y recursos, un artista de oficio que no tiene todo el reconocimiento que se merece. Esta exposición individual de Guido Velasco, pintor-pintor en su vertiente más matérica, pastas de sílices y mármol con pigmentos y aglutinantes acrílicos, aplicados con maestría sobre el lienzo, nos da una buena dosis de la dimensión del pintor poeta de la textura. Una pequeña lección para conseguir esa inmediatez que parece tan fácil, abstrayendo elementos del paisaje. retazos de costa o campos. Mares de arena salpicando el horizonte. Todo con el claro sentimiento de la apariencia de lo que se hace sin esfuerzo, por propia naturaleza imbuida en la mente y la memoria para expresar en dos golpes lugares que circulan por la sangre. Es un conocimiento que convierte el trazo en ideograma. Conocimiento del saber tocar sólo lo necesario y la sabiduría del parar, a veces tan difícil en pintura. Dedicar más tiempo reflexión y esfuerzo en preparar la materia para un único toque, «a la prima», como si de la antigua técnica del temple se tratara.
Formatos más bien pequeños, adecuados al espacio ajustado de la Galería, que en un espacio limpio y recogido respiran con su propia cadencia. Una inmersión en el mundo de Guido Velasco.